En la arquitectura monolítica todas las funciones y la lógica de negocio están dentro de una única base de código. Si bien esta arquitectura fue la dominante durante mucho tiempo, hoy ha ido quedando obsoleta, pues los proyectos han crecido en complejidad, cargas de trabajo, número de desarrolladores y de usuarios.
Para responder a las necesidades actuales de las empresas, se vuelve necesario que las aplicaciones sean construidas de forma distribuida, donde los distintos componentes puedan desplegarse de forma independiente. Es por esto que se está utilizando cada vez más una arquitectura basada en microservicios.
Sistemas monolíticos
Las primeras aplicaciones de software usan este diseño y si bien en un principio eran aplicaciones simples, que eran fáciles de desarrollar y desplegar, con el tiempo se fueron volviendo más y más complejas.
Debido a la simpleza de su estructura, el desarrollo de aplicaciones monolíticas suelen presentar menos inconvenientes a la hora de desplegarla que sus alternativas, ya que se tiene que desplegar una sola aplicación. Sin embargo, una aplicación que concentra toda su funcionalidad no es necesariamente mejor, en especial si su sistema tiende a crecer en complejidad y usuarios. Entre las principales dificultades que presenta este sistema, podemos detallar las siguientes:
- Actualización. Al tratarse de un código único, todo nuevo despliegue requiere probar y relanzar la aplicación en su conjunto.
- Crecimiento. El crecimiento del código no siempre es lineal y va aparejado de una sobrecarga de la aplicación informática, lo que en última instancia repercute sobre su agilidad.
- Riesgo de fallas. Debido a lo interdependientes e interconectados que están los componentes de un sistema monolítico, incluso un problema menor lleva a que toda la aplicación pueda fallar.
- Falta de flexibilidad. Ajustarse a una sola tecnología puede tener sus propias limitaciones, y adoptar nuevas soluciones suele significar tener que reescribir todo el sistema.
Arquitectura de microservicios
Este tipo de arquitectura, busca desacoplar o independizar los componentes individuales de una aplicación, para que cada componente sea una aplicación en sí misma.
Los microservicios se conectan entre sí de diversas formas, siendo la más común a través de APIs, permitiendo que diferentes equipos trabajen al mismo tiempo en diferentes partes de una aplicación.
Su gran diferenciador es que los distintos componentes del software pueden ser desarrollados y desplegados de forma independiente, pero este no es el único beneficio:
- Se refuerza el aislamiento del código, pues al tratarse de componentes separados se puede reducir el impacto que puedan tener los errores de un componente en la totalidad del código (como sucede con las aplicaciones monolíticas) a la vez de que se facilita la reutilización de componentes comunes dentro de la solución.
- Permite que componentes individuales estén escritos en distintos lenguajes de programación, haciendo posible contar con programadores de distintas especialidades trabajando en el mismo producto.
- Evolucionar y promover el crecimiento del software. Cuando necesitamos incorporar nuevas funcionalidades no estamos obligados a frenar los cambios, mejoras u optimizaciones que se tengan en curso sobre componentes existentes ya que toda cosa nueva que se pueda agregar se puede hacer en un nuevo microservicio que se va a conectar a los ya existentes. Los microservicios ofrecen simplicidad en la arquitectura de software.
De monolitos a microservicios
En la medida en que un software evoluciona y se desarrolla, se vuelve más costoso preservar una arquitectura monolítica y son mayores las ventajas de adoptar una arquitectura más flexible que permita y promueva el crecimiento de la empresa.
La arquitectura de microservicios nació como una reacción ante la imposibilidad de continuar escalando aplicaciones.
Esto sucede tarde o temprano con todo software exitoso, independientemente de la calidad del código original o de qué tan buen mantenimiento se le haya dado. En cierto punto, la arquitectura monolítica es simplemente insuficiente para las crecientes demandas de la aplicación.
Para la migración de una aplicación monolítica a un microservicio se necesita tiempo y, sobre todo, cualidades técnicas y profesionales específicas para evitar errores o sobrecostos. Para asegurarse de que cualquier migración sea correcta, es conveniente comprender sus ventajas:
- Evolución independiente y escalabilidad de los servicios en función de las necesidades de los usuarios. Su independencia favorece a que si un único servicio genera un error, el resto de la aplicación puede seguir funcionando y las mejoras se pueden ir implementando en la medida de lo necesario sin tener que esperar a todos los componentes de la aplicación.
- Los ciclos de desarrollo se vuelven más rápidos, ya que se reduce el time to market y la comercialización se vuelve más ágil.
- Los servicios están aislados y son más tolerantes a los errores. Las pruebas son más coherentes y concretas ya que se prueba cada componente de manera aislada para verificar que cumple con los requisitos y los estándares de calidad definidos.
- Se tiene una visión más objetiva del producto ya que se pueden tomar métricas más exactas y mediante el análisis de las mismas se las pueden generar KPIs basados en el comportamiento de los usuarios y del propio sistema.
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